Aunque la protección es una respuesta natural a la paternidad, saber cuidar de los niños requiere que seamos capaces de regular esa protección que brindamos, porque en el proceso podemos caer en la hiperpaternidad y terminar por desprotegerlos.
Como padres siempre queremos dar lo mejor a nuestros hijos, cuidarles y apoyarles incondicionalmente, pero muy a menudo confundimos ese sentimiento con la sobreprotección, entonces dejamos de ser padres para convertirnos en guardaespaldas de nuestros hijos.
Con frecuencia este pensamiento viene acompañado de la idea de que somos buenos padres solo si evitamos que nuestros hijos tengan experiencias negativas, si les ayudamos para que sean exitosos o perfectos, si estamos permanentemente con ellos para evitar que fracasen o cometan errores. ¿Qué ocurre con esta sobreprotección? que sin darte cuenta vas a quitarle autonomía a tus hijos, volviéndolos dependientes y haciendo crecer en ellos sentimientos de miedo, inseguridad y poca autoestima.
La Hiperpaternidad se caracteriza por ser un estilo de crianza que se basa en la atención excesiva hacía el hijo, lo cual implica estar detrás del niño todo el tiempo, controlando y vigilando lo que hace. Esto además de ser un factor negativo para el niño, viene acompañado de un estrés que desarrolla el Hiperpadre, porque la crianza intensiva le genera frustración, es decir, nunca podremos proteger de todo a nuestros hijos ni tampoco podremos controlar ciertas situaciones en su vida; entonces, esta preocupación constante genera ansiedad en los padres, quienes terminan transmitiendo ese estrés no solo a los niños sino a la familia en general.
¿Cómo saber si soy un padre sobreprotector? formúlate estas cinco preguntas:
1. Antes de que tu hijo / hija naciera ¿ya tenías un plan para su vida? -Por ejemplo, quieres que sea abogado, médico, contador...
2. ¿No Permites que tus hijos te ayuden con los deberes porque sientes que esa responsabilidad es solamente tuya?
3. ¿Justificas algunas actitudes de tu hijo porque consideras que tiene baja tolerancia a la frustración?
4. ¿Sientes como propios los logros o fracasos de tu hijo?
5 . ¿Consideras que los maestros o entrenadores de tus hijos no saben apreciar completamente su potencial?
Nota: *Si respondiste Sí a más de una pregunta, puedes estar viviendo un modelo de Hiperpaternidad*
Si ya hemos identificado este fenómeno sobreprotector en nosotros, es hora de empezar a modificar ciertas conductas cotidianas que nos ayudarán a ir devolviendo un poco de esa autonomía que les hemos quitado a los niños; aquí te dejamos algunos ejemplos pero estamos seguros de que vas a poder encontrar muchos más:
► Cuando recojas a tu hijo de la escuela, déjalo que él lleve su maleta para que entienda que es una responsabilidad de él. (Podemos retirar uno o dos libros si está muy pesada, pero lo ideal es que sea él quien la lleve a casa)
► Permite que tus hijos te ayuden en las tareas de la casa, es más, ellos deberían tener sus propias tareas, porque esto les hace sentir capaces e importantes.
► Cuando tu hijo esté intentado algo y falle, no acudas a él inmediatamente ni digas cosas como: "Déjalo ahí, ya ahorita yo lo hago", es importante que eduquemos en "Prueba y error", los niños necesitan aprender de los fracasos.
► Permite que tu hijo juegue, este además de ser un derecho es una actividad fundamental en la vida de los niños; no coloques demasiadas cargas académicas o deportivas porque son más útiles, recuerda que el juego es una elección libre y necesaria.
1. Está bien que estemos atentos pero debemos mantener una distancia prudente para ver también cómo los niños se desenvuelven solos en diferentes situaciones de la vida.
2. Enséñale a tu hijo que equivocarse es algo natural, que no está mal y que puede aprender de esa situación.
3. Trabaja la paciencia: si desde niños aprendemos que todo es un proceso, tendremos más facilidades para lidiar con la frustración a lo largo de nuestras vidas.
4. Enseña a tus hijos a gestionar sus emociones asertivamente, es importante que niñas y niños entiendan que todas las emociones son validas y naturales.
5. Fortalece su autoestima no solo con elogios: los niños también necesitan saber cuando tienen aspectos por mejorar, esto no quiere decir que sean buenos o malos, pero entender que hay cosas que pueden cambiar en ellos, les ayudará a tener más autonomía y control sobre sus vidas.
6. Brinda alternativas, evita el "No" constante, por ejemplo si tus hijos quieren salir a jugar en lugar de hacer sus deberes, puedes decirles: adelantemos un par de tareas y vamos al parque, con el compromiso de que las terminemos al volver, ¿Vale?